Al observar las imágenes pude percibir un alto grado de sugestión y violencia, algo que claramente se ve como reflejo de una sensación visceral de estos artistas, hecho que tiene mucho que ver con el momento socio-político en cual cada uno se encuentra.
Como para dejar bien claro a lo que me refiero voy a tomar como primer ejemplo la obra de Binh Danh: su producción artística se basa en la guerra de Vietnam, específicamente en las víctimas de la guerra, utilizando la llamada “técnica orgánica” (proceso de su propia invención) al estilo de lo que se llama impresión de clorofila.
Podemos inferir aquí la importancia del contexto sociocultural, económico e ideológico en todos los aspectos de trabajo de un artista visual, y destacar cómo se articulan estas variables para generar una idea, opinión y postura.
Desde la época de las vanguardias de 1920, la fotografía busco provocar a la institución del arte, rompiendo con esquemas y dejando atrás muchos resabios provenientes del antiguo arte tradicional burgués.
En el pos modernismo, al haber incursionado tanto en las prácticas artísticas y habernos “nutrido y contaminado” tanto de imágenes, el artista siente que cada vez es más difícil encontrar una veta para permanecer en la memoria colectiva y en la legitimación como productor de sentido; entonces se busca romper más y más esquemas, influencias y estructuras, hasta el punto de crear arte a través de recortes de imágenes desechadas, con la intervención a partir de diferentes procesos, o incluso apropiándose de fotografías, brindándole de una nueva significación y sentido.
Acá me detengo para hablar de las prácticas postfotográficas concebidas por artistas y fotógrafos contemporáneos, aboliendo totalmente los límites entre fotografía, pintura, grabado, dibujo, montaje, etc.; donde el apropiacionismo, la obras derivadas y el reciclaje de imágenes toman un papel protagonista.
Sumado a esto, La mass media (medios de comunicación masiva, especialmente internet) adquieren una postura crítica: se desenvuelven como canal de difusión e intercambio de la mayor parte de las imágenes que se crean hoy en día.
Todos estos artistas nos dan la oportunidad de detenernos a reflexionar sobre sus trabajos, sobre su visión del mundo, y de cómo hacen de su interpretación un recurso para transmitir opiniones y “soluciones”.
Cuando vemos la obra de Halim Al Karim podemos sumergirnos en las propias experiencias del artista y en sus observaciones en cuanto a los disturbios en Bagdad. Su trabajo sumamente expresivo con caras desenfocadas y colores estridentes, hace hincapié en las promesas sin cuidados de la libertad propias de la guerra.
Y hay otros autores como Jean Francoise Lepage, Hilary Faye o Q-TA, que sus intereses se centran más en la búsqueda personal que en la defensa de los derechos humanos; ilustran temas relacionados a la unión de dos mundos ambivalentes, la fantasía, la soledad, la belleza y el inconsciente humano.
Un hilo conceptual y formal une estas diferentes y similares prácticas para llegar a la conclusión de que actualmente, en esta era de la tecnología avanzada y de la informática, todos podemos ser parte del universo del arte: las ideas renacentistas sobre “el arte del genio” y “el arte aurático” se han esfumado junto a los encasillamientos y costumbres de principio de siglo.
¿Será esto bien visto por los artistas consagrados o por fotógrafos que aun hoy siguen utilizando la fotografía pura como medio de expresión?